Sinceramente qué pena. Si, me da pena, me da mucha pena conocer a personas que no me enseñan nada bueno, aunque si me enseñan, pero cosas que yo no quiero aprender. Hace meses conocí a cierto personaje, de talante amable, buenas maneras, emprendedor, educado, trabajador, coherente... y así podría decir miles de adjetivos... a su vez, me presentó personas que aunque no formaban parte de su círculo y el mío, en un principio, tan solo con su garante, era suficiente. Durante todo este tiempo, el personaje en cuestión, trabajaba, ideaba, dirigía, consultaba, conversaba y todos los -abas dentro de una razón. Tanto fue así, que las cosas que se hicieron en el lugar de encuentro, fueron las mejores cosas que yo he podido hacer, escribió, hizo pactos que luego firmo y obligó a firmar, lanzo cuchillos, hachas y machetes y todos, uno tras otro, fuimos también acuchillados... de tal manera que defendíamos lo indefendible, incluso nos hubiésemos partido la cara por él, e incluso seguimos sus consejos, nos dejamos digamos "dirigir" porque "sabía lo que hacia"... delante de mi, le ofrecieron lo más, pero dejándose querer lo rechazó en bajito con idea, de dejarse querer aún más...
Pero todo cuento tiene su fin, y el final, siempre llega... a principios de verano la realidad salió a la luz, vi la verdad, venía barruntando hace tiempo pequeños detalles que no me gustaban, pero en aquellos momentos, su víctima más deseada me decía "tan solo quieren separarnos, no los creas" y yo, no haciendo caso de mi intuición femenina, que me falla poco, preferí seguir los consejos de la experiencia.
Fallé.
Y se presentó la ocasión de decírselo a la cara, con toda la pena que puede provocar creer en alguien y que te decepcione, además era completamente novata en este sentimiento, pero siempre hay una primera vez para todo, y eso la verdad, es de agradecer, aunque en este tipo de cosas, sé que me la podrían volver a "pegar".
Resulta que desde hacia largo tiempo, más del que yo podía conocerle, ya estaba urdiendo la traición, ya éramos objetivo de su venganza, no sabemos bien de qué, ni siquiera quiénes, pero ya nos apuntaba. Su razón era tan solo una, destruir tan solo a uno o dos, pero con nosotros, y conmigo, jamás contó. Por supuesto, le hubiésemos parado o al menos, aplacado, quizá por eso fue, eso que al menos debo agradecer, pero la sensación de traición no es buena. No puedo decir que no estuviese avisada, me lo avisaron personas de toda la vida que le conocían, y tonta de mi, no las creí, "conmigo no"... pues si... y lo peor, es que ahora se vende como "primo hermano de Dios", un hombre todo poderoso, impoluto y virginal, que no se lo cree ni él mismo, porque personas sin pasado no existen. Todos tenemos algo que esconder. Es la naturaleza del ser humano, y los que caminamos por este mundo con los ojos abiertos, tenemos amigos hasta en el infierno.
Hoy en día, quiere ser el nuevo mesías, la persona que cambie este reducto de mundo, el que nos enseñará la libertad, la igualdad y la fraternidad, como dirían los franceses, otro libertador de pacotilla, que pensando así, no deja de ser otro dictador pero con cara de infante.
Quizá el venirme a vivir aquí, fue que yo conociese este tipo de personas, porque es verdad, que hasta hace relativamente poco, yo vivía en el desconocimiento más absoluto de las múltiples personalidades que pueden existir... y yo, ilusa de mi, pensaba que con mi divorcio, ya tenía puntos de sobrada experiencia... Ja Ja Ja...
Pero me sigue dando pena, en ningún momento esperaba esto, ni esto, ni los siguientes intentos de acercamiento... sobre todo, porque siempre que he visto a alguien afligido y arrepentido, siempre he tendido mi mano, y esta vez, he hecho caso a mi intuición y he dicho, LO SIENTO, PERO NO.
Y que decir del cuadro de fondo... veneno en sangre, ni una buena voluntad, todo mal fario, negatividad, pesimismo, y todo muy feo, la verdad, feo por dentro y por fuera. Arrogancia, pedantería, nada de generosidad... quizá sea la parte negativa, quizá sea cómo les ha tratado la vida, pero el vaso, mi padre siempre me enseñó a verlo medio lleno, nunca medio vacío, e incluso me enseñó a contagiar esa manera de mirar, pero hay veces, que no vale, que la persona no quiere ver ni aprender, que pierdes el tiempo, y la pena es doble, porque no puedes y porque no quieren.
En fin, como siempre, el vaso medio lleno y esto tiene que servir para ver lo que no quiero ser, en lo que no me tengo que convertir, al menos dónde estoy, engañada no sé, traicionada seguro que no y eso para mi ya es un gran valor.
"Del agua calmada me libre Dios, que de la brava ya me libro yo"
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